rues eternellement desertes le dimanche
las calles siempre vacías de un domingo
las calles siempre vacías de un domingo
asunción me retiene a su lado con su playa de volantines donde pasamos la mayor parte del domingo. me instalo en el cotidiano bullicioso y lleno de movimiento de los vendedores de chipa con su mercancía en la cabeza, las viejitas y los indígenas vendiendo cocido, falsos productos de marca y artesanía en la calle la mas cara de la capital, el peligro del centro de noche (un amigo golpeado hace un mes contesta a su teléfono " te robaron tu bolso en los últimos cinco minutos desde que me vaya? cómo que agarraste su cuchillo y lo perseguiste???). pinto un muro de hostal en la mañana y observo los tatuajes en la tarde. miro mientras signos religiosos, motivos tribales y los nombres de las mamas florecen sobre la piel de un largo sorteo de personajes disimilares. hay las historias del tatuaje tapando la tapa del que te hizó tu amigo con una aguja y un bolígrafo cuando tenías 15 años, los fanáticos del club olympia y los que se tatúan el nombre de un ser amado fallecido. todos llegan con energías diferentes en el territorio del tatuador, los grupos ruidosos de chicas un poco asustadas que se vienen a hacer piercing en pandilla, las parejitas, los colegas y amigos de infancia como apoyo moral, todos algo nerviosos a la hora de someter su cuerpo al dolor, a la herida que tardará semanas/meses en sanar. mientras tanto el dueño de casa hace bromas que hacen reírse muy fuerte las muchachas, y realiza trabajos con una paciencia infinita hasta que por fin suena la hora de la cerveza. visitando los hostales del centro escucho sus historias, el confortable refugio pintado solo por las manos de los viajadores, el otro donde la abuela de la dueña actual plantó el árbol inmenso inclinado sobre la entrada, y que todavía tiene fotos de familia en las paredes, y él donde se recoge animales de la calle. dejo una casa al lado de la actividad intensa del mercado cuatro en la mañana, y con un toque de magia me mudo en un departamento completamente vacío, excepto por las ventanas ofreciendo la mejor vista de toda la ciudad. en mi nevera hay mi primer cliente, una piel de lechón con todavía unos cinco pezones, cuya olor juega con el self-control del perro mientras le aplico mis motivos. vuelvo a buscar mi carpa en concepción, y me doy cuenta que otra vez prometí irme tres días, y desaparecí mas de un mes.
une nouvelle vue au 14e etage
una nueva vista en el piso 14
una nueva vista en el piso 14
premiere nuit chez nous avec les colocataires
primera noche en nuestra casa con los compañeros de piso
primera noche en nuestra casa con los compañeros de piso
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